06·06·04 Inacabado
Gran tormenta fuera, pero hoy no llueve en mi corazón. Golpean insistentes las gotas contra el suelo como queriendo penetrarlo, pero hoy ninguna pena atraviesa mi alma. Relámpagos grandiosos dejan paso a los truenos más brutales, pero hoy, hoy tú estás aquí. Y me encanta tenerte entre mis cosas habituales. No necesito que digas nada, ya no. Y tal vez me guste. Me gustan tus silencios porque estás a mi lado, sin condiciones ni promesas, porque me posees entera y luego me das alas, pero dejas la ventana siempre abierta por si quiero volver, porque a veces incluso me iluminas el camino de ida y de regreso.
Y sí, hay ocasiones en las que quiero desaparecer del todo, es tan fino el hilo que me une a la cordura temo que se rompa. No quiero regresar a la oscuridad absoluta y perderme allí donde nada hay, pero donde los fantasmas se materializan para atormentarme, donde las ideas cobran forma, y los pensamientos, los pensamientos tienen voz. Tienen una voz con el poder de atravesarlo todo, y nunca se callan. Ese mundo está aquí, se cuela entre esta realidad, o puede que sea yo quien ande en la frontera. Y es que todo se desdibuja en ocasiones.
Me encanta eso salvaje que hay en ti y que es sólo tuyo, eso que aunque deseo, ni quiero ni puedo poseer. Hoy tu presencia aleja a esos fantasmas y me ata aquí con cadenas invisibles; aleja a ese mundo que no quiero compartir contigo, del que no puedo hablarte. Y a veces lloro en silencio en la quietud de tu cuarto mientras duermes, porque noto que me voy, y sé que yo no pertenezco a ese otro lado.
Me debato entre este mundo y mi infierno, y hoy tengo tumbado a mi lado un ángel. Uno de piel morena y largos cabellos, uno que me da la felicidad sin que él lo sepa y sin que yo lo espere. Alguien que no desaparecerá corriendo a ocultarse tras sus mentiras. Es aquel de manos cálidas y amplias sonrisas, el que construye un mundo a base de ínfimos detalles. Uno de palabras sinceras y actos honestos. Ése que provoca en mi mente un sin fin de sensaciones placenteras con el simple olor de su cuerpo desnudo.
Para y/o por Alotz
(Lo escribí en mi casa una noche de lluvia, en medio de exámenes. Él vino a estudiar conmigo. Abrí la ventana y olí la lluvia, me encanta ese olor pero me trae también mucha nostalgia. Él estaba ahí, en el sillón entre miles de apuntes. Dejé que mi corazón guiáse el bolígrafo. Y aunque él quiso leer lo que escribía, en ese momento no le dejé, y estuve mucho después dudando si hacerlo o no, pero como a la semana se lo envié por mail. Tenía miedo de su reacción, sobre todo de que se riera, o de que se pensara qué se yo qué cosa. Su reacción fue diferente, y al recibir su mail en relación a esto casi me pongo a dar saltos de alegría)
Y sí, hay ocasiones en las que quiero desaparecer del todo, es tan fino el hilo que me une a la cordura temo que se rompa. No quiero regresar a la oscuridad absoluta y perderme allí donde nada hay, pero donde los fantasmas se materializan para atormentarme, donde las ideas cobran forma, y los pensamientos, los pensamientos tienen voz. Tienen una voz con el poder de atravesarlo todo, y nunca se callan. Ese mundo está aquí, se cuela entre esta realidad, o puede que sea yo quien ande en la frontera. Y es que todo se desdibuja en ocasiones.
Me encanta eso salvaje que hay en ti y que es sólo tuyo, eso que aunque deseo, ni quiero ni puedo poseer. Hoy tu presencia aleja a esos fantasmas y me ata aquí con cadenas invisibles; aleja a ese mundo que no quiero compartir contigo, del que no puedo hablarte. Y a veces lloro en silencio en la quietud de tu cuarto mientras duermes, porque noto que me voy, y sé que yo no pertenezco a ese otro lado.
Me debato entre este mundo y mi infierno, y hoy tengo tumbado a mi lado un ángel. Uno de piel morena y largos cabellos, uno que me da la felicidad sin que él lo sepa y sin que yo lo espere. Alguien que no desaparecerá corriendo a ocultarse tras sus mentiras. Es aquel de manos cálidas y amplias sonrisas, el que construye un mundo a base de ínfimos detalles. Uno de palabras sinceras y actos honestos. Ése que provoca en mi mente un sin fin de sensaciones placenteras con el simple olor de su cuerpo desnudo.
Para y/o por Alotz
(Lo escribí en mi casa una noche de lluvia, en medio de exámenes. Él vino a estudiar conmigo. Abrí la ventana y olí la lluvia, me encanta ese olor pero me trae también mucha nostalgia. Él estaba ahí, en el sillón entre miles de apuntes. Dejé que mi corazón guiáse el bolígrafo. Y aunque él quiso leer lo que escribía, en ese momento no le dejé, y estuve mucho después dudando si hacerlo o no, pero como a la semana se lo envié por mail. Tenía miedo de su reacción, sobre todo de que se riera, o de que se pensara qué se yo qué cosa. Su reacción fue diferente, y al recibir su mail en relación a esto casi me pongo a dar saltos de alegría)
2 comentarios
Alberto -
he pasado algunas veces por tu diario, pero hoy he leído bastante.
No sé expresarme muy bien a veces, pero no sé, está chulo y es bastante sincero. Un saludo Alina
enmipellejo -
Un beso.