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Simplemente YO

Cayendo

Cayendo

23/05/05
Es como si hubiese sufrido la pérdida de Alotz en silencio, como si algo dentro de mi hacia él hubiera muerto este fin de semana, se esfumó. Las ilusiones, la fantasía... Aquel que me ataba a este mundo con ivisibles cadenas vuelve a ser quien me traiga de vuelta de mis bellos e imposibles sueños. Y yo vuelvo a esa nada que me persigue incasable, incesante. Deambulo de aquí hacia allá, y tb hacia más allá.
Me hundo lentamente, lo noto, siento como bajo mis pies todo se vuelvo fango, arenas movedizas. No quiero salir, estoy tan atrapada... No, no soy capaz de dejarle.
24/05/05
Hoy. Hoy estoy llena de esa tristeza que se antoja posarse en los pies y sobre la espalda, haciendo si cabe, más duro el camino. Este camino hacia ninguna parte que es la vida. Esta tristeza se aloja en el alma y la desgarra. Y yo aquí, luchando por mostras una fachada desmesuradamente feliz, que choca brutalmente con lo que comienza a desatarse en mi interior.
Ahora sé que le mentí cuando le dije que le dejaría si no era feliz con lo nuestro, aunque entonces no lo supiera. Y cuanto más me alejo dentro mío de él, más vuelvo a mi submundo.
Carrera por llegar a casa, para refugiarme entre las cuatro paredes que forman mi cuarto, testigos inmóviles de mis desvaríos. Nudo en la garganta y en el estómago. Nervios a punto de estallar. Leo inmersa en mis pensamientos, sin concentrarme en lo que hago. Pienso, no sé en qué orden, que tendré que ingresar en el hospital, volver a la medicación, no sé si acabaré las prácticas... (leo a una velocidad vertiginosa), volveré a estar igual o peor, me imagino ya mi vida sin él, reflejo de lo que fue tiempo atrás, esa pesadilla... y después me imagino mi vida con él, y no puedo seguir. Este fin de semana me quedaré en casa pensé, y acabaré volviendome loca como antaño, lo cual no me pareció mala idea. Msj, es él. Le llamo. Hablamos. Cuelgo. Conversación intrascendente. Todos los nudos y nervios han desaparecido. Relax. No doy crédito. Leo y por fin me introduzco en la historia de esa Nekane. Al rato vuelven los nervios, la desesperación y me encuentro buscando orfidales por mi cuarto cual perro que corre tras su presa. Revuelvo todo. Encuentro las pastillas. ¿Me las tomo todas? No, eso no acabaría conmigo. Pongo dos bajo la lengua. Ahora se supone que está. Pero NO ESTÁ, nada está, y nada está ni mucho menos bien.
Y me pregunto si hasta hace tan poco todo estaba tan de puta madre ¿qué ha cambiado? Y si lo de este finde pasado tiene tanta relevancia, me respondo que sí, que claro que la tiene. (Y me viene a la mente aquella carta que escribí a ... poco antes de entrar en el hospital, y me pregunto si no perderá esto todo su significado como lo hizo aquélla con el paso del tiempo. Y no me refiero a su significado sentimental, que tb, sino al literal. Es igual ahora eso no importa.) El caso es que el simple hecho de bajar de mi nube ha hecho estragos de los que no sé si seré capaz de deshacerme.
Sólo espero poder descansar con esas pastillas, parar ese motor que es mi mente en este momento y dejar de reproducir en él películas que me muestran, uno tras otro, lo más pésimos desenlaces de esta historia pésima tb que es mi vida.
Y no sé qué hacer, de verdad, no lo sé, es como si estuviera en mitad de... entre el cielo y el infierno, y no sé buscar una escalera y treprar, y agarrarme a todo y subir...subir a esa nube aunque me pueda caer, o lanzarme desde esta sima a lo más hondo, y rendirme y descansar, descarsar por fín de todo, descansar de mí, sobre todo.
No sé si mañana habrá pasado o comenzará de nuevo, pero mucho me temo que yo no voy a encontrar el fin, sino que será él quien me encuentre, como suele hacer siempre. Y no sé si esta vez el fin acabará conmigo. Lo que sé seguro es que no volveré a comenzar otra historia. No sé, los sentimientos que son el centro de mi vida, son los que la hunden por completo. Es como si mi corazón fuera un agujero negro que acaba por tragarme, y llevarme allí dentro. Y sólo quiero desaparecer y no estar, y no pertenecer a nada ni nadie, y mucho menos a mí. Esa yo que había construído y que ha vuelto a caer. No sé si a tropezar o caer, definitiva o temporalmente.
Apago la luz y me tumbo, dispuesta a comprobar si las pastillas han hecho su efecto, ¿o me tendré que tomar otro par más?
Me abrazo a la almohada, le intento abrazar a él, y no sé si lo que estoy abrazando es mi locura, u obsesión. Llamesmolé como se llame, incluso amor. MAL. ¿Un mal necesario? Una mierda, eso es lo que es.

7 comentarios

kris -

your writing shares pain with me, deeply felt to me.

"the hardest lesson learned is that people only have their kind of love to give, not ours..."

bisou!

Alina -

Hola Aki, cto tiempo!! Espero que estés bien. un abrazote muy gordo.

Aki -

Vamos chica, ánimo y fuerza, cuando el agujero es tan hondo que crees que no vas a poder llegar más bajo, sólo te queda subir hacia arriba.
Un abrazo y un besazo muy grande, ánimo.

carlos -

la matemáticas te salvarán... enpieza a integrar y deja de derivar.

*

alina -

Hola Nathan, cielote. Muchas gracias. Y muchas gracias tb a ti Oscar.

Oscar -

Alina,
te leia desde hace algun tiempo. Nunca me dio por escribirte nada. Solo quiero darte mi apoyo en forma de palabras. No puedo hacer mas que decirte que seas fuerte, y que mucho animo. En momentos como este de poco sirven los consejos, y lo se por experiencia. Asi que solo un beso, un fuerte abrazo y decirte que no estas sola.

Nathan -

Alina, ya has salido antes de situaciones en las que te sentías como la mierda. Sé que comentarios como este no ayudan demasiado, pero no te rindas, no te falles. Cuanto más te dejes arrastrar por la miseria de las angustias y los pensamientos autodestructivos, más cuesta arriba se te hará. Y no uses como excusa para hundirte que no le importas a nadie o que nada te importa, porque no es así.

Ya sabes por tu experiencia que las cosas nunca salen como uno piensa, a veces salen mejor, otras peor, pero siempre son distintas. Todo esto no tiene porqué sumirte en un agujero negro del que no creas poder salir. ¿Duele? Pues claro, joder. Pero no mata.

Un abrazo muy fuerte,

Nathan